Carla Urbina y María Villalobos son arquitectas y paisajistas ganadoras del Premio Nacional de Arquitectura en el 2017 por la obra Paisajes urbanos botánicos en Maracaibo como escuelas vivas: lecciones desde el Jardín Botánico de Roberto Burle Marx. Tras dos años, la obra zuliana por el rescate del Jardín Botánico de Maracaibo continúa vigente y proyecta sus lecciones de arquitectura, paisajismo, responsabilidad con el ambiente y cuidado del patrimonio viviente para el resto de Venezuela.

- Un jardín botánico, como hecho patrimonial de una ciudad y sus habitantes, es reflejo es la sociedad.
- Un jardín botánico es un paisaje cultural, por lo tanto, un patrimonio vivo, colectivo, dinámico y de construcción permanente.
- Un paisaje cultural es la unión de estructura ecológica y cultural, en consecuencia, de historia, tradiciones, arte, valor de uso e innovación.
- El mantenimiento de este tipo de patrimonios depende, principalmente, de los valores de la sociedad asociados con la protección y conservación del entorno.
- El valor de un paisaje no solo recae en el aporte ornamental, pues el ciudadano no solo contempla, sino que interactúa, de manera que el paisaje es escenario ecológico, territorial, social e identitario en donde se establecen relaciones entre los ciudadanos y no solo entre los ciudadanos y las áreas naturales.
- Aun en las condiciones ambientales más adversas, es posible la habilitación de áreas naturales abandonadas o que hayan padecido desastres naturales siguiendo los parámetros de recuperación, restauración, recreación, readaptación, creación y rehabilitación.
- La conservación patrimonial de un paisaje es parte de la defensa de manifestaciones culturales.
- Hoy, un jardín botánico es mucho más que un catálogo de plantas.